En un proceso tan gradual como imparable, la isla de Menorca va camino de consolidar su marca turística como destino de excelencia, asociada al conocimiento y disfrute de algunos de los espacios naturales protegidos más atractivos del Mediterráneo. Esta imagen que Menorca va consiguiendo proyectar al exterior se fortalece de manera progresiva, pero constituye ya un incentivo poderoso para atraer a ese segmento de turistas de poder adquisitivo medio-alto, que no solo desea disfrutar de playas paradisíacas. Este perfil también busca acercarse a un patrimonio medioambiental valioso e intensamente seductor para cualquier visitante.
Es obvio que los profesionales del turismo están ya en el proceso de concebir nuevos productos y adquirir nuevos procedimientos de trabajo y destrezas de acción y, por ello, el Consistorio de Ciutadella y el Servei d’Ocupació de les Illes Balears (SOIB), en Menorca, promueven desde el pasado lunes una acción de capacitación cuyo objetivo es formar nuevos guías turísticos especializados en rutas en bicicleta en Menorca, en sus vertientes rural y urbana.
Desde la óptica y la percepción de muchos futuros viajeros, Menorca no solo es un enclave idóneo para tumbarse a gozar del sol en la playa. La isla brinda también al turista una continua invitación para disfrutar de sus espacios de forma pausada, recorriendo kilómetros a golpe de pedal, al tiempo que se recibe información sobre la realidad medioambiental, etnográfica o histórica de este paraíso insular, que pugna por compartir sus tesoros con visitantes de todo el continente europeo.