Ensaimadas, icono de Mallorca

Además del sol, de las playas, de la Catedral de Santa María, del Castillo de Bellver, del Palacio de la Almudaina, de la Sierra de la Tramuntana, del Pueblo Español, de la Plaza Mayor, de la sobrasada, del tren de Sóller, de las Cuevas del Drach o de Sa Calobra, uno de los principales iconos para el turismo de Mallorca es, sin duda, la ensaimada. Cualquier persona que se asome a la cinta de equipajes de un vuelo procedente de Mallorca verá siempre maletas, paquetes, bolsas, enseres y muchas, muchas cajas conteniendo ensaimadas. Nunca faltarán.

Viajar a Mallorca y no llevarse de la isla alguna ensaimada viene a ser algo semejante a visitar Londres y no alzar la vista para contemplar, ni de lejos, el Big Ben. En efecto, las ensaimadas de elaboración artesanal representan un patrimonio que cualquier viajero asocia a Mallorca y poseen la virtud de convertirse en un dulce recuerdo, en una delicada evocación del aire sereno de la isla cuando se regresa al lugar de origen y se comparte con los familiares y allegados que esta vez no tuvieron la suerte de vivir Mallorca por unos días.

Son varios los establecimientos tradicionales y hornos en los que puede adquirirse y degustarse la verdadera ensaimada artesana, casi todos ellos fácilmente localizables, en el centro de Palma de Mallorca, aunque sin desdeñar en absoluto otros obradores menos conocidos, en los que se mantiene viva esta vieja e irrenunciable receta.

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