En vísperas del comienzo de la estación invernal, parece este un buen momento para recordar algunos argumentos turísticos de Mallorca que pasan inadvertidos para una buena parte de los turistas que nos visitan a lo largo de la temporada. No vamos a cuestionar que las playas, el sol, el mar, los deportes náuticos, el golf, la diversión nocturna o las visitas a espacios de gran valor medioambiental son los puntos más sólidos que conforman las expectativas de la gran mayoría de los turistas que recalan en los hoteles de Mallorca. No obstante, el extenso bagaje y la rica historia de Mallorca nos permiten poner también todo el énfasis en el turismo cultural y religioso. En efecto, se trata de toda una aventura de conocimiento y de sensaciones que nuestros visitantes no deben perderse o, de lo contrario, les costará diferenciar a la isla de otros destinos playeros visitados y será mucho más difícil hacer nacer en ellos el deseo de regresar a Mallorca.
En la línea reseñada, ahora el Consell Insular de Mallorca y el Obispado estudian la posibilidad de potenciar este turismo cultural y religioso a través de la puesta en marcha de una nueva ruta que serviría para dar a conocer el tesoro patrimonial y las riquezas culturales de los museos eclesiásticos de Mallorca, comenzando por el propio Museo Diocesano. Tanto y tan valioso no puede permanecer en el anonimato y en el exclusivo conocimiento de unos pocos residentes, es necesario que Mallorca también sea conocida por su tremendo legado histórico y cultural que, sin duda, encuentra una excelente representación en el patrimonio de arte y arquitectura religiosas.