Es obvio que el turismo de congresos y negocios representa un aporte irrenunciable para cualquier destino turístico con afán de estabilidad, posicionamiento y crecimiento. La llegada de turistas profesionales o de negocios no solo supone contar con visitantes de poder adquisitivo medio y alto, sino también generar sinergias posteriores como destino vacacional y también desestacionalizar la actividad.
En estas fechas, representantes de los hoteles de Santa Cruz de Tenerife tratan de presionar al Consistorio de la capital de la isla y al Cabildo Insular de Tenerife para impulsar el proceso de creación de una marca turística que sirva para focalizar la celebración de eventos y reuniones empresariales y profesionales. En efecto, Santa Cruz y la isla de Tenerife, en general, no poseen casi visibilidad alguna como destino para el turismo de congresos y negocios.
Si pensamos en Tenerife, no conceptualizamos la isla chicharrera como un lugar propicio para trabajar o para hacer negocios, ya que su imagen de destino vacacional posee la suficiente fuerza como para que las empresas e instituciones prefieran elegir otros enclaves más intensamente asociados a los negocios o a la actividad financiera.
Además, solo en Santa Cruz de Tenerife ya se cuenta con espacios suficientes para lanzar con éxito esta renovada línea de actividad turística: el Recinto Ferial, el Auditorio Adán Martín, el Teatro Guimerá, las sedes de Caja Rural y Caja Canarias y el Cine Víctor.
Está claro que resta aún mucho trabajo por hacer, pero estamos haciendo referencia a un objetivo de indudable relevancia para el futuro de la actividad turística en Tenerife.