El castillo de Gibralfaro es uno los monumentos de Málaga más imprescindibles. Descúbrelo y no dejes de visitarlo durante tu estancia en la ciudad.
El Castillo de Gibralfaro y su apasionante historia
Antes de comentarte los detalles del castillo de Gibralfaro, te aclaramos el significado de este último término. La palabra árabe significa «monte del faro». Esta zona de la ciudad fue ocupada por los fenicios y por los romanos. Su altura permitía controlar el litoral con enorme facilidad. Fue Yusuf I, en torno al 1340, el que decidió construir la fortaleza que hoy puedes visitar.
¿Por qué se edificó el castillo?
Porque la alcazaba, un palacio señorial construido en el siglo XI, era un objetivo codiciado por las tropas cristianas. Fue en 1279 cuando se reformó para darle el aspecto actual con más patios y jardines. El palacio contaba con protección, pero fue la construcción del castillo la que complicó el acceso a su interior. Tres recintos amurallados consecutivos, con cierta distancia entre ellos, suponían una trampa para los soldados que intentaban acceder.
¿Cuándo se conquistó?
Durante el verano de 1487, las tropas de los Reyes Católicos sometieron al castillo a un intenso asedio. Fernando El católico eligió el edificio como residencia habitual. Curiosamente, Isabel la Católica vivía en la ciudad.
¿Qué caracteriza al castillo de Gibralfaro?
Su principal atractivo es que se trataba de uno de los mejores castillos de todo el país. Cuenta con una altura superior a la de otras edificaciones similares. Al mismo tiempo, incluye en su perímetro ocho torreones y las siguientes características:
- En la parte superior está la torre mayor, de 17 metros de altura. Dispone de un pozo de 40 metros de profundidad.
- En la parte inferior se encuentra el que fuera patio de armas. Su barbacana se caracteriza por aprovechar muy bien el terreno para proteger mejor a la tropa. Para algunos historiadores, esta parte es un añadido cristiano.
- La puerta de la justicia de Granada tiene una copia en el castillo. Los investigadores consideran la similitud como algo simbólico.
- En la época cristiana se destruyeron la mezquita interior y los alojamientos de los que estudiaban la religión musulmana. Sobre la mezquita se construyó la iglesia de San Luis, desaparecida, un horno de pan, jardines y garitas de seguridad.
- Está conectado directamente con la alcazaba para facilitar la huida de sus moradores hacia una zona más segura hacia la torre del homenaje. La puerta del pasadizo se cerró por falta de uso.
Es importante que tengas en cuenta que se trata de una fortaleza casi inexpugnable. Por ello, te sorprenderá encontrarte con:
- Unas peculiares mazmorras. Tienen forma de embudo invertido. Así, se podía ver desde arriba cómo se trataba a los presos y se complicaba su fuga. Desgraciadamente, esta zona del monumento no puede visitarse.
- En el interior había un barrio más de la ciudad. No en vano, la plaza de armas se incluye en el callejero malagueño como la de San Gabriel. Documentos históricos confirman que fue de los primeros asentamientos en disponer de un alcantarillado eficaz.
- La torre del Cristo fue la entrada de la parte inferior. Cuando Felipe IV se hospedó en la alcazaba, decidió dejar su escudo justo en este acceso.
- Solo se puede visitar en torno al 50 % del edificio. El resto sigue siendo objeto de estudios arqueológicos. Cada dos o tres años se van abriendo nuevas áreas al público.
- En 1931 fue declarado monumento histórico artístico nacional. La obra se dio por terminada a comienzos de la década de los 50 del pasado siglo.
Si te gusta la fotografía, desde tan privilegiado punto podrás captar imágenes preciosas del litoral malagueño. Te recomendamos que subas a primera hora de la mañana o al atardecer. Conseguirás un espléndido resultado. El castillo es el lugar desde donde se lanzan los fuegos artificiales durante la inauguración de la feria de Málaga.
¿Qué vas a encontrar durante tu visita?
Consideramos que es imprescindible distinguir entre el propio castillo y la alcazaba. Tras acceder a las instalaciones, irás caminando desde el punto más alto hacia uno más bajo. Así, podrás salir directamente hacia la ciudad. Te llamarán mucho la atención los contrastes entre las distintas áreas. En perfecto estado de conservación, y con unos jardines que invitan a relajarse, anímate a disfrutar de:
- Las vasijas y los restos arqueológicos que confirman la presencia de distintas culturas en la zona.
- Los patios con fuentes que tanto te van a recordar a los de Sevilla o Córdoba.
- Las áreas de sombra desde la que es posible apreciar el puerto de Málaga y su costa.
- Los puntos en común con otras construcciones como la mezquita de Córdoba o la Alhambra de Granada.
- La monumentalidad de un edificio diseñado especialmente como defensa militar.
¿Cómo subir al castillo de Gibralfaro?
Hay varias alternativas disponibles. La más cómoda es hacerlo en tu propio vehículo. La segunda es coger el autobús que tiene una parada cerca de la puerta al recinto. La más interesante es hacerlo andando. Solo tienes que irte al paseo de Reding y comenzar a subir. Pasarás por el famoso mirador y tendrás unas vistas privilegiadas de la capital malagueña.
Las visitas comienzan a las nueve de la mañana. Te recomendamos que adquieras la entrada completa que incluye una visita a la alcazaba. Al bajar, estarás en pleno centro de la ciudad para que puedas seguir disfrutando de tus vacaciones en Málaga como prefieras.
Si vas a hacer turismo en la costa del sol, la visita es obligada. No en vano, el edificio te enamorará desde el primer momento. Resulta muy poco conocido por la mayoría de los turistas dada su relativa lejanía. Para localizarlo, solo tienes que preguntar por el ayuntamiento y, a pocos metros, encontrarás el acceso.
Además, cabe destacar las impresionantes vistas de «La manquita» (como denominan los malagueños a su catedral). Como complemento a tu visita, es uno de los más recomendables. Sin embargo, de ti depende convertir el castillo de Gibralfaro en parada obligada de tu recorrido por la ciudad del Guadalmedina.