Muchos de nuestros clientes nos piden información sobre alguna ruta renacentista en Zaragoza. Y es que la ciudad, en el siglo XVI, vivió una época dorada y próspera, que le valió el sobrenombre de la Florencia española.
Descubre las joyas de la Florencia española
Si vienes de turismo a Zaragoza, has de saber que la arquitectura de Aragón en el Renacimiento conservó numerosos elementos mudéjares y góticos. Así, junto a la gran influencia italiana del Quattrocento, incorpora detalles propios que la hacen única.
Además del uso preferente del ladrillo, la influencia mudéjar la encontrarás en la carpintería interior de madera de muchos edificios del siglo XVI. Destacamos el gran trabajo realizado para los artesonados de los techos que decoran algunas de las salas de los palacios.
En cuanto a las reminiscencias del gótico, puedes distinguirlas fácilmente en detalles como la retahíla de arquillos de la última planta de los palacetes. En general, se trata de arcos ojivales, característicos de ese estilo.
Si no quieres perderte nada y no tienes claro qué ver en Zaragoza, te dejamos algunas sugerencias.
La Lonja
Comenzamos nuestra ruta renacentista por Zaragoza con el primer edificio del siglo XVI en la ciudad, uno de los más importantes de carácter civil en el país. Los constructores se inspiraron en los palacios italianos, pero con los elementos y técnicas de la arquitectura de Aragón típica.
La fachada se estructura en tres falsas plantas. La última la forma una galería de arquillos rematados con un alero de madera. Además, están decorados con bustos de yeso de personajes ilustres de la ciudad, como nobles y comerciantes.
En la fachada más cercana al río se encuentra el caballito de la lonja. Aunque no es el original de madera, sí es tradición que todas las personas que hacen turismo en Zaragoza se fotografíen montados en él. ¡Ya sabes!
La Maestranza o palacio de Donlope
Es otra de las buenas representaciones de la arquitectura en Aragón. Lo mandó construir Miguel Donlope, un acaudalado jurista e intelectual, en la primera mitad del siglo XVI. Actualmente, es la sede de la Real Maestranza de Zaragoza.
Destaca el patio o luna porque sigue estando abierto al cielo zaragozano. En muchos palacios, se ha techado para su funcionalidad. Aquí no. Sin embargo, lo más relevante es el artesonado octogonal que se aprecia cuando subes a la primera planta. También es curiosa la repetición de dos símbolos. Por un lado, la cruz de san Jorge roja sobre fondo blanco y, por otro, la cruz de Íñigo Arista, blanca sobre fondo azul. Son símbolos frecuentes en la arquitectura de Aragón por su pasado ligado a las asociaciones de caballeros.
Palacio de Azara o Casa de Huarte
Si quieres saber qué ver en Zaragoza, no puedes perderte el edificio del Archivo Histórico Provincial. Las estancias se disponen alrededor de un patio interior en el que destacan columnas de estilo jónico. Estas sirven de apoyo a unos arcos rectilíneos. Sin embargo, en la planta superior, las columnas son fasciculadas y sirven de apoyo a arquillos mixtilíneos, de clara tradición gótica. La sensación que proporcionan es liviana y mágica. Si amas el arte, sin duda, te cautivará este exponente de la arquitectura en Aragón.
Casa de los Pardo o de Aguilar
La mandó construir Diego de Aguilar, de origen judío, aunque murió antes de verla terminada. Ha de ser una de tus opciones a la hora de seleccionar qué ver en Zaragoza porque es la sede del Museo de Goya.
En cuanto al edificio, el patio es una auténtica joya renacentista. Está decorado con grutescos y relieves que le proporcionan un incalculable valor. Por su parte, el zaguán está muy bien conservado y posee la decoración propia de la época.
Respecto al sótano, conserva ruinas de origen romano que son accesibles con la entrada al museo.
Palacio de los Condes de Morata o de los Luna
En la actualidad, es la sede del Tribunal Superior de Justicia de Aragón. Aunque no es un monumento visitable de la ruta renacentista por Zaragoza, si pides permiso a los encargados de la seguridad en la puerta, lo normal es que te dejen entrar. Compensa por ver su enorme patio decorado con un zócalo de azulejos. Además, muchas de las piedras que se utilizaron para construirlo proceden de la antigua muralla romana.
Casa de los Morlanes
A pesar de su nombre, lo cierto es que no se sabe con certeza quiénes eran los dueños ni quiénes fueron los arquitectos. Solo se sabe que la decoración de yeso de la fachada principal se terminó en 1555. Es precisamente esta fachada, que se levanta sobre un zócalo de sillar, lo único que queda de la edificación original. El resto está renovado. Sin embargo, merece la pena una mirada si haces turismo en Zaragoza.
La portada de la iglesia de Santa Engracia
No queríamos prescindir de alguna muestra religiosa en nuestra ruta renacentista por Zaragoza. Esta portada es lo único que queda del gran monasterio de los Jerónimos, arrasado durante la Guerra de la Independencia. Está flanqueada por columnas abalaustradas y por medallones con escudos.
En la cripta guardan dos sarcófagos paleocristianos del siglo IV que no te puedes perder si haces turismo en Zaragoza. La arquitectura de Aragón de la época trató de integrar toda su historia.
El Patio de la Infanta
Se llama así por Teresa de Ballabriga, viuda del infante don Luis, y es el exponente más bello de la época. Su historia, sin embargo, es algo rocambolesca y merece la pena conocerla si haces turismo en Zaragoza. El edificio al que pertenecía, el palacio de Zaporta, se derribó a principios del siglo XX y el patio lo adquirió un coleccionista parisino. La Caja de Ahorros de Zaragoza, hoy Ibercaja, lo adquirió en los años 50 y lo recolocó en su central bancaria.
Este patio es uno de los elementos inevitables a la hora de plantearse qué ver en Zaragoza. Es cuadrangular, con dos pisos. En el inferior hay ocho columnas y figuras humanas, y sobre ellas unos frisos con medallones.
Por tanto, si no sabes qué ver en Zaragoza, merece la pena que conozcas el esplendor que vivió durante el siglo XVI. Es un paseo por la historia que no te defraudará.