Cuando emprendemos un viaje de vacaciones, lo normal es partir en la búsqueda de nuevas e ilusionantes experiencias y emociones que nos hagan vibrar y nos proporcionen recuerdos imborrables e intensos.
Es un hecho contrastado que Mallorca está repleta de motivos para la emoción y de argumentos que nos incitan a gozar de cada segundo. Hoy, sin rubor ni ambages, vamos a mencionar los méritos de la sobrasada, uno de los más codiciados activos gastronómicos que identifican a esta isla: la sobrasada.
No queremos que transcurra un solo día más sin que rindamos, desde aquí, un merecido tributo y un sincero homenaje a la sobrasada de Mallorca, en su expresión más propia, genuina y artesanal. No en balde, hablamos de un producto natural, con Indicación Geográfica Protegida (IGP), muy popular y apreciada en multitud de lugares, dentro y fuera de nuestro país.
En primera instancia, es preciso subrayar que la sobrasada se encuentra íntimamente unida a la identidad de Mallorca y, por extensión, de las Islas Baleares. Es habitual que los turistas o incluso aquellas personas que nunca han podido viajar a Mallorca, asocien el aspecto, el aroma, el sabor y el propio nombre de la sobrasada a la isla, al igual que ocurre con las ensaimadas.
Solo 18 empresas de Mallorca ostentan el privilegio y la responsabilidad de fabricar cuidadosa y artesanalmente este sencillo tesoro gastronómico, cuyo principal valor radica en su elaboración esmerada y artesana, principalmente con productos de la tierra, cien por cien naturales y con una muy lenta maduración.
En nuestros días, la sobrasada de Mallorca se hace en fábricas respetuosas de la tradición. En otros tiempos, la elaboración de la sobrasada de Mallorca estaba fuertemente vinculada a la vida cotidiana de cada familia rural. El rito de la matanza del cerdo y la necesidad de servirse de procedimientos que permitieran conservar los productos porcinos durante largas temporadas, convirtieron a la sobrasada en un producto usual en todos los hogares de la isla. Hay que considerar que entonces aún no se contaba con la posibilidad de mantener en frío los alimentos.
Hoy reivindicamos la sobrasada de Mallorca como algo propio y nos deleitamos con la pervivencia y la protección de esta noble tradición gastronómica.